Para una
mujer, abortar puede ser algo que le marque el resto de su vida. Yo me muestro
a favor de que cada persona sea libre de elegir sobre si quiere tener un hijo o
no. Es verdad que el feto ya es un ser, pero la madre debería ser libre para
poder abortar o no. Hay situaciones como, por ejemplo, ser violada y quedarte
embarazada en las que es totalmente lógico y normal que la madre no quiera
tener ese hijo, ya que no es deseado y ha sido contra la voluntad de la propia
mujer. También si se cree que el futuro niño presente malformaciones o alguna
enfermedad que le imposibilite realizar una vida normal, la madre debería poder
decidir si quiere que su hijo lleve esa vida o no. En otras ocasiones, puede
ocurrir que esta decisión sea más rebatida: si se concibe el niño en
situaciones normales pero la vida de los padres es algo turbia y no desearían
que su hijo lleve tal. Cierto es que esta última situación podría ser evitada
si se utilizan los medios anticonceptivos necesarios ya que los padres no desean
tener un hijo, pero si finalmente se crea, ¿somos los demás quién para decirles
que tienen que “cargar” con un hijo? ¿vamos a ser las personas que tengan que
cuidarlo? La madre debe poder ejercer una decisión sobre su hijo al igual que
se hace cuando el niño está vivo en el mundo y en edad de crecimiento y hasta
los dieciocho años que las personas no son consideradas adultas.
Pero… ¿en el
aborto sólo tenemos en cuenta a la madre? En el caso de violación, mi respuesta
es no, pues ha sido sin consentimiento de la mujer, pero en otras ocasiones, se
tendría que tener en cuenta la opinión del hombre al respecto, ya que al fin y
al cabo, es el padre, pero siempre dejando la última palabra a la madre que es
quien tendrá que llevar a su hijo nueve meses dentro.